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‘Las vírgenes suicidas’ de Sofia Coppola cumple 25 años

La cineasta rescata una serie de fotografías inéditas tomadas durante el rodaje de su ópera prima por la fotógrafa Corinne Day y estrena un sello editorial

Imagen tomada por Corinne Day e incluida en 'The Virgin Suicides' (MACK, 2025), libro publicado con motivo del 25 aniversario de la película. © Corinne Day Estate.
Gloria Crespo MacLennan

Sofia Coppola tenía poco más de veinte años cuando descubrió la primera novela de Jeffrey Eugenides, Las vírgenes suicidas publicada en 1993. Aquel inquietante y profundamente evocador libro, que hablaba del deseo, el misterio y la melancolía que envuelve a la adolescencia, cautivó de inmediato a la entonces alumna de la CalArts. Decidió adaptar la obra a la pantalla, y orientó así definitivamente su exitosa carrera artística. En mayo de 1999, estrenó su debut como directora en el Festival de Sundance. La trágica historia de las hermanas Lisbon, impregnada de una sutil y ensoñadora estética visual, llegó poco después a los cines para convertirse en una película de culto.

Con motivo del vigésimo quinto aniversario de su ópera prima, la cineasta ha rescatado del olvido una colección de fotografías tomadas durante aquel rodaje por Corinne Day (Londres, 1962–2010), para dar forma al primer volumen de su sello editorial, Important Flowers, en colaboración con la editorial británica Mack. El libro lleva también por título The Virgin Suicides, y presenta un eco visual de aquella obra que marcó a una generación.

Si bien algunas de estas imágenes —capturadas con la ausencia de artificio que definía la mirada de Day— llegaron a convertirse en auténticos fetiches entre los s de Tumblr hacia 2011, no fue sino hasta hace poco que Coppola redescubrió, en las profundidades de su archivo personal, una caja llena de negativos, muchos de ellos inéditos, que encerraban la melancolía suspendida de aquellas adolescentes predestinadas, que habitaron su primera película.

La nueva publicación sigue la estela de Archive (Mack), un recorrido por la singular carrera cinematográfica de Coppola a través de su colección personal de documentos de diversa índole y fotografías.

Imagen tomada por Corinne Day e incluida en 'The Virgin Suicides' (MACK, 2025), libro publicado con motivo del 25 aniversario de la película. © Corinne Day Estate.

Cuando en 1998 comenzó la producción del filme, la cineasta pidió a Day que participase en el proyecto como fotógrafa de rodaje. Desde hacía casi una década la británica venía desafiando los lustrosos y artificiosos cánones de la fotografía de moda impuestos en los años ochenta, mediante un enfoque crudo y natural. Su pistoletazo de salida había estado marcado por los posados de una Kate Moss adolescente, sin apenas maquillaje ni artificios, publicados en las páginas de la revista The Face.

El estilo de Day estilo marcaba un antes y un después: prescindía de los acabados pulidos que predominaban en aquella época, en busca de una intimidad real y la vulnerabilidad genuina de los modelos. Perseguía una belleza delicada, pero no idealizada, que trasmitiera emociones, a menudo melancólicas o introspectivas; una estética que fue asociada al heroin-chic y al grunge. Esa visión contrapuesta a la predominante mirada masculina, encajaba a la perfección con la estética que la realizadora buscaba para su primera película.

“Yo había crecido con chicas altas con hombreras, relucientes, con maquillaje y peinadas con volumen”, escribe Coppola en el nuevo monográfico. “Podía identificarme con ese tipo de chicas desarregladas y delicadas y me encantaba ver los momentos intermedios, los descartes de la edición. Esos momentos que parecían reales, no posados, con una naturalidad relajada que no había visto con anterioridad en la fotografía de moda”.

Imagen tomada por Corinne Day e incluida en 'The Virgin Suicides' (MACK, 2025), libro publicado con motivo del 25 aniversario de la película. © Corinne Day Estate.

El libro revisita los escenarios del ficticio —y en apariencia apacible— , vecindario residencial de las afueras de Michigan. Las recargadas habitaciones de Cecilia, Lux, Bonnie, Mary y Therese, donde la inocencia y la fantasía se mezclan con la represión, el sexo y la muerte, entre osos de peluche, crucifijos y sujetadores de satén; los frondosos jardines donde Lux se relame antes de morder el caramelizado fruto prohibido: el campo de Rugby donde Trip Fontaine la abandona antes del amanecer. A veces, Day inclina la cámara; otras, oculta los rostros de las protagonistas, que aparecen dormidas, absortas o pensativas.

La publicación podría ser una pieza más de las que poco a poco fueron recopilando los entregados amigos de las malogradas hermanas Lisbon, en su desesperado afán por descifrar la psique y las circunstancias que rodearon aquella tragedia que, veinticinco años después, seguía sin resolverse en su memoria.

La vida de la propia Day también se vio truncada de forma prematura. Falleció a los 48 años víctima de un tumor cerebral. Dairy (2001), su único monográfico publicado en vida fue un sombrío y crudo testimonio de la vida de su círculo de amistades en el Londres de los 90, salpicado de amistad, sexo y drogas, con reminiscencias de la obra de Nan Goldin. En el que también quedó documentado el trágico día en que fue diagnosticada con cáncer, así como su tratamiento y deterioro. Un claro y contundente intento de distanciamiento de la etiqueta de fotógrafa de moda que tanto la pesaba, donde nada es tabú. “Para mí, la fotografía consiste en mostrarnos cosas que normalmente no vemos”, diría la fotógrafa británica, “de acercar a uno, todo lo que pueda, a la vida real”.

Ambas autoras, Coppola y Day, observan la tragedia como la expresión de la represión ejercida en un momento dado. Del mismo modo que la película de Coppola está cargada de una belleza etérea, casi de ensueño, donde el deterioro psicológico se presenta con un aura poética, Day se adentra en la belleza de lo efímero, y lo frágil, en busca de una luz que sobrevuela lo real. En su diálogo, ambas artistas nos recuerdan de distinta forma que dentro de lo que se pierde en los márgenes, habita una forma de verdad.

The Virgin Suicides. Sofia Coppola (ed). Important Flowers /Mack. 88 páginas. 45 euros

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Sobre la firma

Gloria Crespo MacLennan
Ha desarrollado gran parte de su trayectoria profesional en EL PAÍS como editora gráfica y periodista cultural especializada en fotografía. Colabora en diversos medios de comunicación y ejerce como comisaria independiente de exposiciones. Es directora de un documental sobre la pintora Maria Blanchard, ‘26, Rue du Départ. Érase una vez en París’
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